El Hospital Regional de Alta Especialidad (HRAE) de Yucatán en 2015 compró 138 frascos de Capecitabina, un medicamento de quimioterapia que se usa para tratar algunos tipos de cánceres avanzados. Por 34 de ellos pagó 2 mil 404 pesos cada uno, como parte del mecanismo de “compras consolidadas” del gobierno para adquirir grandes volúmenes de medicamentos. Pero por fuera, el mismo hospital compró otros 104 botes en 18 mil 616 pesos —un precio más alto incluso que el ofertado al público en una farmacia especializada—, lo que le implicó un gasto innecesario de 1.68 millones de pesos.
El siguiente año, el precio de la Capecitabina en compra consolidada bajó hasta mil 902 pesos, pero el HRAE de Yucatán volvió a comprar 29 frascos por fuera en más de 18 mil, es decir, diez veces más caro.
Este caso es un ejemplo de cómo los Hospitales Regionales de Alta Especialidad, que son públicos para atender a personas sin seguridad social, compran los medicamentos con enormes diferencias de precio, según documentó Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en el informe Salud Deteriorada: Opacidad y negligencia en el sistema público de salud.
Tras analizar los pagos que los mismos hospitales reportaron en solicitudes de información pública vía la Ley General de Transparencia, de una lista de 21 medicamentos básicos —analgésicos, antibióticos, oncológicos y para la circulación—, la variación de precios promedio en 2015 fue de 273%, en 2016 llegó hasta 341%, y en 2017 promedió 318%.
Animal Político preguntó al director general de la Coordinación de los HRAE de la Secretaría de Salud, Manuel de la Llata Romero, por qué había estas diferencias de precios en medicamentos como la Capecitabina. El funcionario reconoció que ese caso en particular era una anomalía.
“Bueno, ese sí habría que revisarlo, porque sí es una excepción muy extrema… Lo que hemos venido haciendo es hacer las compras consolidadas en estos hospitales para capitalizar y hacer las compras mucho más eficientes y poder tener los mismos precios”, señaló.
De la Llata explicó que la razón para no entrar al mecanismo de compras consolidadas es no tener medicamentos guardados que puedan ser objeto de robo hormiga por parte del personal de la farmacia, o para que no se desperdicie.
“Hay una serie de medicamentos que no quedan en esta compra consolidada y que finalmente, desde el punto de vista económico, digamos, hemos visto que la compra a través de una farmacia terciaria puede ser mucho más conveniente para los hospitales porque nosotros no tenemos almacenes para recibir volúmenes grandes de medicamentos, entonces cuando lo hacemos a través de un terciario pagamos solamente el medicamento que se está otorgando al paciente y no hay desperdicio, cosa que de la otra forma sí existe”, dijo.
El informe Salud Deteriorada explica que el hecho de que haya varias compras en un mismo año con diferentes precios y la falta de uniformidad en los pagos en todos los HRAE es terreno fértil para la corrupción o, cuando menos, refleja una mala planificación de las necesidades del hospital y de sus compras.
“Estas enormes diferencias no sólo suponen un gran desperdicio, sino que implican la existencia de un gran espacio para el pacto de sobreprecios”, apunta el estudio.
Una posible explicación, según el director comercial de la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex), Marcos Pascual, es que en unos casos se esté comprando el medicamento de marca y en otros se adquiera el genérico.
“Sería muy difícil aventurarse a decir que hay una alteración de precios injusta, si no sabemos quién es el fabricante. Por ejemplo, un genérico promedio, comparado con un medicamento innovador, estamos hablando de un diferencial de arriba de un 70 a 80% de diferencia en precio al público, en compras de gobierno varía más. Ahora, si en ambos casos es un genérico tradicional, entonces sí algo hay ahí y habría que preguntarse por qué”, señaló en entrevista.
Opacidad en la compra de medicamentos
Sólo tres de los siete HRAE analizados en el informe de MCCI entregaron información sobre los proveedores a los que les compran medicamentos.
El de Yucatán, considerado como el segundo “peor comprador” —después de Oaxaca— por los elevados precios que ha pagado, le compra a un único distribuidor: Medsur S de RL.
Animal Político llamó a Medsur para preguntar el precio de la Capecitabina, el medicamento que ese Hospital primero compró en 2 mil 404 pesos y después en 18 mil 616, y la respuesta fue que cuesta 5 mil 999 pesos, además de que el precio no ha variado desde 2016, según confirmó el mismo distribuidor.
De otro medicamento, Gemcitabina de 1 gramo, el distribuidor informó un precio de 982 pesos, aunque el Hospital de Yucatán la reportó en mil 460 durante 2015 y 2016; mientras que el Hospital del Bajío, en León, Guanajuato, la compró a poco más de 300 pesos en esos años.
Medsur fue constituida como empresa en 2001 en Mérida y desde entonces ha ganado 503.8 millones de pesos en contratos con gobierno, de acuerdo con información de Compranet recopilada por la plataforma digital Contratobook. El contrato más alto, por 83.6 millones, es justo con el Hospital de Alta Especialidad de Yucatán.
Otro hospital que sí informó de sus proveedores fue el del Bajío. Le compra a nueve empresas distintas, pero fue considerado “el mejor comprador” por la investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, ya que los precios que paga por las 21 medicinas analizadas suelen ser los más bajos entre los HRAE’s.
El Hospital de Zumpango, por ser de competencia local de la Secretaría de Salud del Estado de México, no entra en las compras consolidadas del gobierno federal, así que todo lo adquiere con particulares. Al responder sobre sobre cómo adquiere los medicamentos incluyó a 14 proveedores, algunos de los cuales fueron imposible identificar o negaron vender las medicinas que el HRAE reportó.
Por ejemplo, el Hospital de Alta Especialidad de Zumpango declara una compra a “Medical Services”, pero no hay una farmacia que se llame así y ante el Registro Público de Comercio hay 33 empresas que contienen esas palabras. A ese proveedor, el hospital reporta que en mayo de 2016 le compró 50 paquetes de Diclofenaco inyectable, una medicina que se usa para reducir la inflamación y el dolor, en 16 pesos. Ese mismo año había pagado a otro distribuidor una tercera parte por el mismo producto, 4.90 pesos. Incluso para el público en general, Farmacias Similares lo ofrece en 13 pesos.
La compra más desproporcionada de Zumpango ocurrió en 2017 con Lidocaína inyectable, un anestésico. El hospital reportó haberla pagado a “Zyxa” en 795 pesos por unidad, cuando unos meses antes compró ese mismo medicamento a 129 pesos y en 2016 pagó a un laboratorio 18 pesos por unidad, es decir, un caso de sobreprecio de 4,000%.
El director del HRAE Zumpango, Efraín Bermúdez, reconoció en entrevista con Animal Político que no era normal ese desfase de precio.
“Habría que revisar esto… Nosotros tenemos un catálogo porque damos atención al Seguro Popular, debemos de tener ciertos medicamentos para cumplir con esta acreditación, y se busca cumplir con la demanda de medicamentos. No sé cuál sea la fuente que consultó usted”, cuestionó.
—Datos que el propio hospital entregó por solicitudes de información—, se le explicó.
“La verdad ahorita no tengo el dato”.
La farmacia que vendió la Lidocaína, Zyxa SA de CV, aparece en Compranet como proveedor de medicamentos y material de curación para el IMSS y el ISSSTE, y ha ganado contratos de gobierno por 844 mil pesos, según consta en Contratobook. Además, en 2017 recibió un contrato de 30 millones de pesos del gobierno del Estado de México para funcionar como farmacia subrogada.
No tiene página de internet, pero en la lista de farmacias subrogadas del Estado de México aparece con seis direcciones en distintos municipios y sólo un teléfono. Animal Político se comunicó para preguntar el precio de la Lidocaína pero el personal no quiso brindar ninguna información.
“Nosotros no vendemos medicamentos; cambiamos vales, es subrogado”, señaló la persona por teléfono.
—¿Me puede explicar cómo funciona?—, se le pidió.
“Esa información yo no se la puedo dar. Si gusta dejarme su número y yo pregunto y que ellos le regresen la llamada”.
—¿Y usted, cuál es su nombre?
“Este… así, mejor, porque no me quiero meter en problemas”, terminó la conversación.
Zumpango reportó otra compra con sobreprecio, la de Lidocaína. Mientras el resto de los Hospitales de Alta Especialidad informó que paga por esta sustancia un promedio de 100 pesos, Zumpango reportó que en 2014 compró 100 unidades en 150 pesos, a la empresa Merens SA de CV. Sin embargo, en el centro de atención a clientes de esta empresa aseguraron que nunca han vendido anestésicos, por lo que debía haber un error en la lista de proveedores proporcionada por el hospital.